Me puse la chaqueta después de terminar de ponerme los vaqueros gruesos marrones y la camiseta gris que me serviría mejor que la blanca, ya que era térmica y me ayudaría a enfrentame al frío si conseguía escaparme, junto a las botas de montaña negras que me había entregado mi médico.
Ahora me dirigía, escoltada por mis guardaespaldas, cómo no, a ver a las únicas personas que podía considerar a mis amigos en ese hospital que había sido mi cárcel durante los últimos años, después de la invasión.
Me encontré con sus ojos vidriosos, que en la "oscuridad" del pasillo parecían un poco más grises de lo normal, al igual que los míos.
Me zafé de mi guardaespaldas de la izquierda que en ese momento extendía una mano para impedirme adelantarme y fui a donde estaba él. Al principio, solo levantó la cabeza y me sonrió, el modo de saludarme que siempre había tenido, a lo que yo respondía con un movimiento de cabeza y una sonrisa se formaba en mi cara al mirarlo.
Pero esta vez, cuando él me sonrió y fui acercándome a él, levanté los brazos y los abrí. Al principio, su cara de incredulidad no tuvo precio, preguntándose que estaba intentando hacer, pero cuando se dio cuenta de que era lo que me había pasado, volvió a sonreír y dejó que lo rodeara con mis brazos y lo apretara con toda la fuerza que podía sin llegar a dejarlo sin respiración.
Me separé de él.
- ¿Se puede saber por qué estás tan contenta? -La voz suave de 14 hizo que me tranquilizara casi al instante, pero el golpeteo del dedo de mi guardaespaldas me devolvió a la realidad. 14 también lo miró con desconfianza, volvió a mirarme a mí y articuló con los labios "nos vemos en la habitación de 21".
Acto seguido, volvió a caminar y al doblar la esquina del pasillo, desapareció.
El guardaespaldas me empujó de nuevo y yo seguí mi camino, sabía que solo tendría una oportunidad para ello, por lo que tendría que esperar al momento exacto.
Llegamos al ascensor justo en el momento en el que este se cerraba por lo que no me lo tuve que pensar mucho al ver que mi oportunidad se presentaba de un modo tan adecuado.
Se suponía que los guardaespaldas podrían abrir el ascensor siempre que quisiera, por eso necesitaba un par de segundos para entrar y marcar el número 2, la planta en la que estaba la habitación de Matthew.
Puse un pie justo en el momento en el que el ascensor se cerraba, mis gorilas se dieron cuenta de ello e intentaron cogerme, ya era demasiado tarde.
Di cuenta de mi fuerza y me di la vuelta, utilizando sus cuerpos para impulsarme hacia el interior del ascensor al mismo tiempo que ellos salían despedidos hacia atrás.
La puerta del ascensor se cerró incluso antes de que pudieran levantarse y yo conseguí soltar un suspiro de alivio mientras me levantaba lo suficiente para apretar el botón del segundo piso y me dejaba caer de nuevo contra el enmoquetado del ascensor.
Con suerte, los gorilas creerían que me quería escapar del hospital y bloquearían todas las salidas con todo el personal que tuvieran disponible, después ya se dedicarían a registrar el hospital de arriba a abajo hasta el más mínimo detalle, algo que no me haría mucha gracia que me encontrase. Pero yo solo iba a despedirme de 14 y 21, por lo tanto, no creía que fuese muy difícil llegar hasta la habitación del segundo, ya que lo llevaba haciendo las tres últimas noches, durante el cambio de guadia, el único momento en el que sabía que era casi imposible que me cogieran.
Cuando la puerta del ascensor se abrió, me preparé por si habían conseguido saber a dónde me dirigía y me estaban esperando al otro lado de la puerta de metal deslizante. Pero el pasillo estaba vacío por completo, prácticamente desierto, no podía creer que lo dejaran sin vigilancia a esa hora del día, aunque claro, cada planta tenía sus propias reglas, al igual que en la mía solo estaba yo por ser la de máxima seguridad.
Me planté delante de la puerta de color blanco mate de la habitación de 21, preparada para tocar la puerta, me quedé a medio camino, ya que escuché una discusión al otro lado de la madera.
-Ella todavía no debe saber nada, es la más vigilada de todo el programa, ¿cómo crees que se tomaría que la necesitamos para esto? No, sería una completa locura, además, si el doctor se entera, los dos sabemos que puede mandarla a ejecutar con tal de no perderla y que se vuelva en su contra.
Hubo una pequeña pausa y el sonido parecido al del un bolígrafo deslizándose en un papel mientras alguien escribía y rasgaba después el folio en un ataque de furia.
-Sí, será mejor que lo descubra todo por ella misma y lo elija -la voz era la de 14, ese tono, como si siempre estuviese cansado, lo delataba.
De nuevo, un silencio y el sonido del bolígrafo desgarrando el papel.
-De acuerdo -hubo una pequeña pausa en el que escuché unos pasos-. 26 llegará en unos minutos como mucho, será mejor que adecentemos este sitio antes de que llegue.
Escuché como arrastraban muebles y movían papeles y objetos de lugar. No es que la habitación de 21 fuese enorme, pero para que pudiese tener tal cantidad de cosas como parecía que era lo que estaban moviendo, deberían tener más sitio del que yo sabía.
Me quedé plantada delante de la puerta, esperando a que el ruido de los muebles moviéndose y demás terminase, unos cinco minutos, solo escuchaba mi respiración y no estaba muy segura de querer entrar en la habitación.
Un movimiento a mi espalda llamó mi atención y una mano se me posó en el hombro.
Cuando me giré, miraba los ojos verdes y desconcertados de 21.
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